La Hidalguía se consideraba una condición de los aristócratas (La clase de los aristócratas se les llamaba también «los nobles» o «la nobleza». En los países europeos, por ejemplo, los aristócratas o nobles son los reyes, príncipes, duques, condes y barones).
Y a estos se los educaba para que fuesen caballeros, en ese tiempo la palabra caballero se definía como: una persona que ejerce una conducta permanente; que demuestra su educación y buenos modales en una determinada situación social (definición de wikipedia).
Ahora, en el contexto actual, se confunde muchas veces la palabra caballero, y esta, se encuentra llena de excepciones, no está simplemente relacionada a las personas con condición de “sangre azul” ni a pertenecer a cierta ascendencia.
La palabra caballero tiene un trasfondo más profundo, porque puede describir en nuestros tiempos la verdadera hidalguía, que se basa en la nobleza de carácter, en el altruismo, la sencillez y la pureza de los motivos del corazón.
Tomando en cuenta esta base, podríamos decir: que un caballero, es el ideal más elevado al que puede aspirar todo varón, si este decide ser moldeado por el Padre Celestial, transmitiendo en sus venas, no una sangre azul de “distinción” sino la sangre, que fue primeramente vertida en la cruz. Una sangre de condición descrita en Isaías 43:7, que se refleja en la humildad y mansedumbre de Cristo.
No pretendo limitar la concepción de caballero, pero sí, dar una idea de lo que el mundo espera del mismo, y de lo que Dios demanda a cada hombre que lo aspira:
- Por tanto un verdadero caballero no se distingue por el mucho o poco conocimiento que tenga, sino por la calidad de servicio que pueda brindar a la humanidad, fruto del Espíritu que mora en su vida.
- Un verdadero caballero destaca por la capacidad de tener un trato imparcial, sin acepción de personas, dando la misma calidad de sonrisa, tanto a sus amigos, como adversarios, sabiendo que todos fueron comprados por un precio infinito, la sangre del Hijo de Dios, y que esto, los constituye su prójimo.
- Un verdadero caballero, se caracteriza por su contentamiento, sabrá mantener un Espíritu alegre y jovial, independientemente de la circunstancias.
- Un verdadero caballero, sabrá tener un código de Honor entre sus pares, no competirá con otros por los afectos de una mujer, sino que entiende que Dios dirige los acontecimientos, y el tiempo y la ocasión esta determinado por su mano. Ni intentara ganar los afectos, sin antes haber consultado con su Padre Celestial, porque Dios mantiene a sus Hijas en sus manos.
- Un verdadero caballero, en oración, sabrá pedir la entrada a aquel que conoce los corazones, y sabrá percibir la voz de Dios en respuesta a su petición.
- Un verdadero caballero tendrá la Visión del primer Adán, por lo que valorará, la Creación más sublime de Dios, que fue puesta a su lado, no solo por su belleza, sino más allá de esto, en carácter y virtud, atributos hechos a la imagen de Dios.
- Un verdadero caballero será primeramente fiel a Dios, haciendo esto la garantía de fidelidad a sus semejantes (palabras como celos, envidias y dar vuelta, no constituirán las células de su ser)
- Un verdadero caballero, No considera a la Mujer como un objeto sexual, su amor es más elevado, porque su Padre Celestial le ejemplificó el Amor de Cristo por su Iglesia.
- Un verdadero caballero, invertirá en desarrollar sus facultades al máximo, tanto Físicas, como Mentales y Espirituales, sabiendo que Dios le demandará por el uso de ellas, para el progreso de su obra. Y para el beneficio de sus semejantes
- Un verdadero Caballero, es el Ideal más alto al que puede aspirar todo varón, ser un Hijo de Dios
Escrito por: John Morris