31 de agosto de 2015 | Myo Chan y Teresa Costello, SSD, con la Adventist Review
Los obreros asistenciales adventistas se están dedicando a zonas no alcanzadas de Birmania, mientras buscan suplir las necesidades más urgentes y ayudar a reconstruir las vidas de las personas devastadas por inundaciones que causaron la muerte de más de cien personas y afectaron a 1.600.000 más.
La Unión Misión de Birmania de la Iglesia Adventista ha despachado pequeños equipos al devastado estado de Rakhine, parte de los esfuerzos asistenciales después de que dos meses de lluvias del monzón afectaran a doce de las catorce regiones del país.
A los obreros asistenciales se les hizo difícil llegar a sus destinos en Rakhine, la región más afectada a lo largo de la costa occidental del país. Las mareas altas y la inundación han destruido los medios de subsistencia de muchas personas, y hecho desaparecer caminos, puentes y fuentes de agua potable, dijeron.
“Lo más difícil fue llegar a las zonas afectadas”, dijo Thein Than, coordinador asistencial del Distrito de Rangún de la Iglesia Adventista. “En Kyauk Taw, dependemos de un pequeño bote de motor para transportar arroz y otros alimentos”.
El equipo de Than reunió a varios líderes de las aldeas para analizar cuáles eran sus necesidades más urgentes y buscar máneras de ofrecer una ayuda más efectiva.
“Las fuentes de agua potable se inundaron, y necesitamos con urgencia agua para beber”, le dijo a Than el líder de la aldea de Kan-Thone-Sint.
El equipo asistencial creó rápidamente un plan para limpiar la fuente de agua local, dijo Than. Días después, un representante de la aldea expresó su aprecio por la rápida respuesta de la Iglesia Adventista.
Los líderes de la iglesia dijeron que pudieron actuar rápidamente debido a las donaciones de instituciones e individuos privados, junto con los esfuerzos de los voluntarios.
Muchos aldeanos dependen de la agricultura para su subsistencia, y cuentan con pocas opciones adicionales de empleo. Algunos salen a buscar brotes de bambú salvaje para alimentar a sus familias y vender en las aldeas cercanas.
En medio de esta situación desesperada, la obra asistencial de la Iglesia Adventista ha dado nueva esperanza a los aldeanos, dijo Than.
Esta última semana, cinco aldeas y 413 familias de los municipios de Kyauk Taw y Sittwe recibieron ayuda de la iglesia en forma de alimentos, reparaciones a la fuentes de agua potable, y puentes temporarios.
De manera separada, la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales está llevando a cabo un proyecto de 675 mil dólares con el apoyo del gobierno canadiense, que busca ayudar a las personas de 18 de las aldeas rurales más afectadas del Valle de Kalaymyo.
Unos dos mil hogares recibirán 120 dólares cada uno en efectivo para limpiar los escombros y el barro que dejó la inundación en sus aldeas, y para comenzar a reparar los campos, expresó ADRA en una declaración. También se darán subvenciones de 80 dólares a 935 de las familias más vulnerables. Y además de ello, 935 familas recibirán ayudas de alrededor de 120 dólares cada una que les permitirán construir refugios y reparar sus hogares.
ADRA también se está asociando con el Programa Mundial de Alimentos de la ONU para llevar a cabo un programa de un mes que busca distribuir arroz en 21 aldeas rurales del Valle de Kalaymyo afectadas por la inundación.
Los miembros de la Iglesia Adventista se encuentran entre las muchísimas personas afectadas por las inundaciones, y los líderes de la iglesia también los han estado apoyando. La División de Asia Pacífico Sur, cuyo territorio incluye Birmania, ha liberado 10 mil dólares de sus fondos para emergencias para apoyar a los miembros de iglesia de la zona de Kalaymyo y de la aldea de Kyauk Taw. Se han distribuido subvenciones en efectivo y alimentos por 7 mil dólares a familias adventistas de la zona de Kalaymyo, y por 3 mil dólares más en la zona de Kyauk Taw.
Birmania es un país mayormente budista, una de las catorce naciones que componen la División de Asia Pacífico Sur. Hay allí 230 iglesias adventistas y más de 28 mil feligreses.
Traducción de Marcos Paseggi